Son muchos los casos en los que nos encontramos caballos que presentan síntomas cutáneos compatibles con una enfermedad alérgica. En este post queremos compartir cuál es el procedimiento diagnóstico habitual en estos casos, utilizando un ejemplo.
En el caso que le vamos a mostar, el caballo presenta lesiones cutáneas que no varían con la estación del año, y que generan mucho picor al paciente llegando a hacerse heridas importantes con el rascado que causan mucha incomodidad al paciente y a sus cuidadores.
Una vez valoradas las lesiones y en base a su historia clínica, planteamos la posibilidad de una enfermedad atópica de base, con componente alérgico desconocido por el momento. Para ello tomamos muestras de sangre y las enviamos a un laboratorio especializado.
Cuando hacemos pruebas de alergia analizamos tres tipos de grupos alérgenos: los ambientales, los alimentarios y los insectos. Veamos los que ocurre en este caso:
Alérgenos ambientales.
Los alérgenos ambientales vienen por el aire, no podemos controlarlos y, en este caso, el caballo presenta una sensibilidad a alergenos tales como el césped o a las cucarachas. Podemos intentar proponer medidas de contención encaminadas a quitar esos alergenos del medio donde vive el caballo, pero hay veces en los que aún así esto no es posible. En estos casos, la opción de lección es la vacunación selectiva. Administramos diferentes dosis de estos alergenos para intentar disminuir la respuesta inmunitaria del paciente, e intentar conseguir así una disminución de su sintomatología.
Alérgenos alimentarios
Los alérgenos alimentarios son los más fáciles de tratar porque simplemente se trata de identificarlos y quitarlos de la dieta. En este caso, el animal es altamente alérgico a la soja y también a las zanahorias. ¿Cuántos propietarios no damos cantidades de zanahorias a nuestros caballos como premio? De no haber hecho este estudio, no habríamos sido conscientes de la reacción que le estaban produciendo. Y por otro lado, hay que tener en cuenta que la soja es la la principal fuente proteica de la mayoría de piensos. Por tanto, para tratar esta sensibilidad alimentaria tenemos que quitar el pienso, las zanahorias y también todo aquello que pueda tener trazas de estos alimentos. Además, el caballo debe tener sus propios cubos de alimentación, dosificadores de comida propios, etc.
Insectos
Y por último en el caso de los insectos, ocurre como los alérgenos ambientales. Necesitamos conocerlos para generar una vacuna que ayude a modular la respuesta de su sistema inmunológico. En este caso resultó positivo a un tipo de mosquito y también lo trataremos con una vacuna especialmente diseñada para él.
No habríamos llegado a ninguna de estas conclusiones sin hacer pruebas diagnósticas. Sólo si sabemos lo que está sucediendo en nuestro paciente, podremos proponer un tratamiento que vaya a la base del problema y poder mejorar así la vida de nuestro paciente.